Impulsar proyectos naturales y no transgénicos, piden para los mixes

Hasta ahorita yo considero que son más palabras y demagogias de los candidatos, porque vemos el campo que ya no produce, pero tampoco hay una propuesta de fondo. Para acabar pronto, pretenden imponer el maíz transgénico, en lugar de impulsar lo natural”, afirmó el sacerdote Alfredo Fabián Galindo, nacido en Huacalco, Estado de México
Desde el municipio de Santa María Tlahuitoltepec el evangelizador agregó: “Es necesario un buen planteamiento de fondo y sustentable para el campo y que los campesinos puedan producir y no estar esperando el programa Procampo o el maíz importado que expende Diconsa”, dijo.

Uno de los objetivos del gobierno es que garantice, cuando menos que el campesino sea autosuficiente en lo más básico, si es que no logra exportar, aunque la idea debe ser ésta, que cosechen mayormente sus productos, sin embargo, no veo ningún impulso en este sentido, sexenios van y sexenios vienen”, confirmó el sacerdote, dependiente de la Prelatura Mixe. Sigue leyendo

El agua de recurso natural a mercantilización: INSO

Fuente: Noticias

El agua cada vez más se escasea y cada vez más se vuelve un “jugoso negocio”, pues cada metro cúbico de las aguas embotelladas cuestan entre cinco y 10 mil pesos, en tanto, los gobiernos no tienen programas específicos que atiendan este problema.

El director del Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca (INSO), Juan José Consejo indicó que existe una contradicción en la entidad de Oaxaca, pues se vive en la pobreza y se le destina grandes cantidades de recursos económicos al agua. Sigue leyendo

Alerta Greenpeace sobre transgénicos en La Laguna

Fuente:Vanguardia

Advierten sobre la contaminación de maíces nativos mexicanos. Cuestionan que si la Unión Europea cerró sus puertas a las transnacionales tras demostrar su afectación, ¿Por qué México no?

Mientras persiste el debate en el mundo por el uso o no de cultivos transgénicos, a La Laguna ya llegaron polémicas empresas trasnacionales para experimentar con maíz genéticamente modificado sin que las autoridades estén enteradas. Los ambientalistas se resisten.

En 2009 la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) permitió por primera vez en la Laguna la siembra de maíz transgénico. Dos empresas, Dow AgroScience y PHI México (Pioneer), en conjunto, sembraron .394 hectáreas con dos tecnologías diferentes en tres siembras distintas.

Aunque la solicitud en fase experimental había sido por 374.25 hectáreas. Aún así, autoridades de la Sagarpa en la Laguna lo desconocen. Además, en diciembre de 2010, estas mismas empresas solicitaron otros nueve permisos para la liberación experimental de sus Organismos Genéticamente Modifi cados (OGM) y Monsanto, la trasnacional de transgénicos más grande del mundo, ingresó otros tres permisos. Dow AgroScience y PHI México solicitan la liberación de sus tecnologías en Matamoros, San Pedro y Gómez Palacio en un total de .6912 hectáreas; mientras que Monsanto solicita un total de seis hectáreas en municipios de Matamoros, Francisco I. Madero, San Pedro, Gómez Palacio y Allende, Chihuahua. Actualmente todas están en el estatus de análisis de riesgo.

En 2010, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), autorizó un total de 14.43 hectáreas de 677.48 hectáreas solicitadas para maíz transgénico; mientras que en este año ya autorizó 55.967 hectáreas de 165.84 que requirieron

y eso que aún quedan 28 solicitudes en el país que mantienen el estatus de análisis de riesgo (hasta marzo de este año).

Así pues, La Laguna es ya zona de experimentación para la siembra de maíz transgénico. De hecho, los estados de Tamaulipas, Sinaloa, Sonora, Chihuahua y la Comarca Lagunera, son los principales blancos de las empresas, según la base de solicitudes de la Senasica. Según Aleira Lara Galicia, Coordinadora de la Campaña Nacional de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace México, el hecho de que se hayan autorizado en el norte siembras experimentales, es que las empresas se basan en que hay menos diversidad de maíces nativos y por ende se corre menos riesgo. Sin embargo, para Aleira Lara no es así de fácil ni así de controlable, pues el fl ujo del polen no respeta fronteras, al grado que en 2001 se detectó contaminación en el sur de Oaxaca.

Por ejemplo, la mayoría de las transnacionales de transgénicos buscan experimentar en la planta Zea maíz, justifi cando que según el sistema de la Red Mundial de Información sobre Biodiversidad, no existen reportes de la presencia de ese género de maíz.

Sin embargo, según Greenpeace, en la parte de Durango se hallan 19 razas de maíz criollo mientras que en Coahuila son seis, de las 52 razas nativas que se tienen identifi cadas en el país.

¿POR QUÉ NO?

Para Aleira Lara Galicia, Coordinadora de la Campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace México, el fl ujo génico es una realidad, pues sostiene que se ha demostrado en diferentes estudios que es imposible la coexistencia de variedades convencionales y transgénicas.

Sin embargo, las transnacionales argumentan que se trata de una siembra experimental supuestamente controlada y con medidas de bioseguridad. En el caso de México, según Aleira Lara, antes de que se autorizara la siembra de maíz transgénico a campo abierto ya había casos de contaminación. “Hemos enviado estudios, pruebas de laboratorio y a pesar el conocimiento están liberando a campo abierto”, asegura.

La experta de Greenpeace afi rma que el cultivo del maíz es altamente contaminante porque es de polinización abierta; por viento, por insectos o por intercambio de semillas pueden contaminarse las variedades convencionales y más grave aún, las razas o variedades mexicanas.

Ese cultivo ya no es puro y aunado con la contaminación constante hacia razas, es posible que las perdamos. El riesgo es que perdamos esa gran diversidad de maíces. Es un reservorio del planeta. Todo el desarrollo de las variedades en México tiene nueve mil años, cultivadas por campesinos indígenas mexicanos y representan el potencial para hacerle frente a los extremos del clima, contrario a lo que la industria de transgénicos y el propio gobierno pregonan que con los transgénicos vamos a hacerle frente al desabasto de alimento. Es totalmente riesgoso”, explica Lara Galicia.

El transgénico, explica Eduardo Blanco Contreras, biólogo con maestría en sistemas de producción agropecuaria, acarrea un sistema de monocultivo, el cual, en éste espacio de la biodiversidad, del impacto ambiental, genera un choque de perspectivas. ¿Qué riesgo representa para estos maíces si se siembra el transgénico?, pregunto al biólogo.

– La gente se vuelca hacia el proceso productivo sin importarle la cuestión de conservación. Genera un riesgo desde el punto de vista que desplaza. En la Laguna no hay tanta agua y posiblemente tendríamos mejor respuesta con los criollos.

¿ Qué consecuencias habría?

– En el momento que se desplaza se transportan genes y se desplazan oportunidades de la biodiversidad. Corre el riesgo de una tragedia con el monocultivo. En otros países ha habido pérdidas totales y hasta suicidios. Además, según Eduardo Blanco, por decreto en las reservas ecológicas no se pueden sembrar transgénicos. Y en La Laguna se hallan las reservas de Mapimí, Cañón de Fernández y el Cañón de Jimulco; lo que, dice, permite impulsar estrategias de recuperación de maíces criollos.

A decir de Blanco, se detectaron en Jimulco dos razas nativas: Tuxpeño y tuxpeño norteño. Después, en el valle de Cuatrociénegas se encontraron dos más: una variedad del tuxpeño norteño y otra variedad que le llaman ratón. “Hicimos una especie de intercambio, de un tuxpeño que tenían, lo trajimos a Barrial de Guadalupe (Jimulco) y el comportamiento fue interesante, no tuvo el éxito de Cuatrociénegas pero sí fue más rentable”, refi ere el biólogo.

No obstante, la Sagarpa en La Laguna asegura que no hay ninguna variedad nativa. Blanco menciona que si se pudiera hacer un intercambio de semillas en el norte, se lograría más diversidad y esto, ante condiciones de cambio climático, es una ventaja, cuenta el biólogo.

Aleira Lara de Greenpeace, explica que todas las variedades del país que han sido cruces tradicionales entre la misma especie, lo han sido para hacerlo más fuerte: Resistente a n sequías, a bajas temperaturas, se puede cultivar en cualquier altitud, con cualquier condición agronómica. Toda esa riqueza se puede perder sólo por la introducción de dos variedades, afirma Lara.

Lara Galicia coincide con el biólogo Blanco en que el tener monocultivo nos pone en vulnerabilidad por los extremos del clima.

Para el ingeniero agrónomo parasitólogo, Manuel Vázquez Navarro, el maíz es parte de nuestra esencia nacional, de nuestros ritos, es una herencia cultural. Además, cuenta que las variedades criollas tienen un valor enorme cuando hay ausencia de protección contra alguna enfermedad.

Para el agrónomo, si de repente desistimos de cultivar maíz criollo y empezamos a pagarle aempresas como Monsanto, vamos a homogenizar la base genética y como existe la posibilidad que el polen viaje y ‘contamine’ los maíces criollos, estará, afi rma, latente el riesgo de perdernuestra cultura. Y para Vázquez eso representa poner en manos ajenas nuestro futuro.

¿Por qué? Porque para el agrónomo representaría la incapacidad de disfrutar de la biodiversidad de siete mil años de cultura del maíz. “Es como que alguien saca de mi casa un árbol y me lo quiera vender bien caro, me parece un asalto. Mi abuelo sembraba maíz guardando las mazorcas más grandes y nunca pagó en dólares. Era el regalo de la herencia.

Un bien cultural. Estamos hablando de una especie diferente que llega e irrumpe y se llevan mi biodiversidad y vienen y me la venden. Eso es un argumento básico, por qué me van a vender algo que es mío”, pregunta Manuel Vázquez.

¿POR QUÉ SÍ?

Para el doctor Juan Manuel de la Fuente Martínez, Gerente de Asuntos Regulatorios para

Monsanto en Latinoamérica Norte (empresa trasnacional que controla alrededor de 90 por

ciento del mercado mundial de semillas transgénicas), la región lagunera de Coahuila y

Durango representa un área importante para la producción de algodón transgénico, un área

potencial para la producción de alfalfa y potencial para la producción del maíz.

La

vocación de la zona, a diferencia de otras donde se produce maíz para grano, aquí hay más

probabilidad que sea para forraje. Según datos de la Sagarpa proporcionados por el

subdelegado José Luis Nava Rodríguez, en La Laguna se siembran entre 35 y 40 mil hectáreas

de maíz, de las cuales el 99% es forrajero. Se cuentan con 500 mil vacas y 550 cabras que se

tienen que alimentar de forraje.

Son tres cultivos en los que al menos Monsanto ve que la biotecnología puede representar una

heramienta para el productor.

Herramienta, así defi ne el especialista de Monsanto a la biotecnología. Para Juan Manuel de

la Fuente, los productos genéticamente modifi cables son una herramienta más de la

producción agrícola.

¿Y cuáles son los países que utilizan esta ‘herramienta’? En 2010 se sembraron, según datos

proporcionados por Monsanto, 148 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos. Países

como Estados Unidos, Brasil y Argentina son los que más emplean dicha ‘herramienta’.

México fue uno de los seis países en el mundo que empezó a trabajar con biotecnología allá

por 1996. A 15 años se encuentran en el lugar 17 del mundo, entre las naciones que más

utilizan biotecnología. Afi rma que en México ya se siembra algodón y soya biotecnológica

desde hace 14 años.

Por ejemplo, zonas productoras de algodón como La Laguna, la parte sur de Sonora, Mexicali,

Chihuahua, Tamaulipas, tienen experiencia en el uso de algodón transgénico porque es

resistente al ataque de plagas y tolerante a la aplicación de herbicidas. Además, la soya que se

produce en México, asegura de la Fuente, es también tolerante al herbicida. “No es algo nuevo.

Las autoridades y los agricultores están familiarizados”, asegura el representante de Monsanto.

En el país se habla de los presuntos daños a maíces nativos, le cuestiono.

Todas las evaluaciones que hacemos tienen que seguir las medidas de bioseguridad, de tal

suerte que puedas operar en campo, sin ninguna afectación a maíces nativos. Vamos a campo,

proponemos cómo ir, la autoridad la analiza y si está de acuerdo la aprueba o si considera que

necesitamos medidas adicionales, las impone. Nosotros cumplimos con los requerimientos

regulatorios. Hemos podido demostrar que se puede hacer investigación segura, sin daños.

Queremos que se generen los benefi cios para lo que se desarrolló la tecnología y las

preocupaciones que se puedan tener como reguladores que sean atendidas. Es un carácter

importante demostrar en campo cómo se puede trabajar.

¿Cambios y contaminación de biodiversidad?

El Gerente de Asuntos Regulatorios para Monsanto, reconoce que cualquier actividad en

campo crea modifi – caciones al mismo. Dice que en 12 mil años de agricultura tuvo que haber

un impacto al ambiente, pues para hacer agricultura, recalca, lo primero que tuvo que hacer el

hombre fue quitar las “plantitas” que había allí para poner la semilla.

Por más sencilla, por más orgánica, es una actividad que modifi ca el entorno porque no vas y

tomas lo que hay sino que pones lo que quieres. Al quitar a los habitantes normales de ese

suelo y colocar tu semillita ya estás alterando”, argumenta.

Ejemplifi ca que el algodón cuenta con diversos factores anti nutricionales, los cuales posee a

manera de defensa, como ser vivo. “Cuando haces una actividad agronómica, tú dices ‘yo soy

súper orgánico’, sí, puedes ser orgánico, pero no signifi ca que tú no estés modifi cando el

entorno, lo estás modifi cando porque estás utilizando una técnica de producción”, asegura.

¿Entonces son válidos los argumentos de un ambientalista de no permitir transgénicos por la

disminución en la fertilidad del suelo o por la reducción de la biodiversidad?

Asiente con la cabeza y responde: Son argumentos que te dicen vas a reducir la biodiversidad.

Cuál es la mejor manera de proteger la diversidad. Tú dices ‘tengo zonas donde produzco

alimentos, ya lo modifi qué’, pero ya no quieres hacer alteraciones, entonces me voy a

comprometer a que esta zona no la voy a extender, no voy a ampliar la frontera agrícola para

no perturbar. La actividad agronómica fue destruyendo la selva; es un impacto negativo, a

pesar de que lo haga a mano, que no se tenga tractores, que sea rudimentario.

Según el especialista de Monsanto, se protege el ambiente cuando la persona se limita a esa

zona de producción y la hace más efi caz. “El que no tengas que extender la frontera agrícola

implica que tu práctica es positiva al medio ambiente, así le contestas a un ambientalista. Yo

desarrollo tecnologías para hacer más efi caz la producción agrícola. Yo no estoy en contra de

la producción agrícola. La necesito. La tengo que hacer más efi – caz para que no afecte”.

Juan Manuel de la Fuente cree que los desarrollos biotecnológicos son para conferir a ese

cultivo una ventaja agronómica que no tiene. Por ejemplo, si se le da un gen para que produzca

una proteína que controle una plaga, se busca un efecto positivo porque esa plaga ya no

ataque. El califi cativo de ese gen, concluye el especialista, no es negativo: “Lo desarrollaste en

laboratorio, sí, pero es un gen”. Y cuando lo confi eres a una planta esa planta, a decir del

doctor, va a tener una característica positiva.

Para Aleira Lara Galicia, de Greenpeace, el de argumento que hasta el cultivo más orgánico

modifi ca la biodiversidad, “es totalmente desproporcionado”.

Las variedades nativas y orgánicas evidentemente representan, dice, una posibilidad de

adaptación de las semillas de los cultivos a las variaciones del clima. Por eso, agrega, se

cuenta con una gran diversidad que funciona para cultivar en cualquier parte del país.

Claro, se van adaptando y no permanecen intactos, pero es una adaptación natural, lo que

hacen ellos con los transgénicos y que tienen riesgo de contaminación, para ellos es un plus,

porque si se contaminan los cultivos no transgénicos ellos son los dueños de la patente y

pueden empezar a cobrar regalías, es decir, ellos no pierden. Para ellos es mejor si se extiende

la contaminación”, expone Lara.

De hecho, las demandas por patentes de OGM son una gran fuente de ingresos para las

empresas. Greenpeace tiene documentado, en particular de Monsanto en Canadá y Estados

Unidos, juicios hasta 2007 por demandas que la empresa ganó a agricultores. En total, cuenta

Lara, suman 21.5 millones de dólares. El juicio más grande fue de tres millones de dólares y el

más pequeño de cinco mil 500 dólares. “Son procesos que los agricultores tienen que enfrentar

durante años. Muchos se han ido a la quiebra”, afi rma la experta de Greenpeace. En ese

sentido, ¿qué tan endeble está la legislación, las leyes mexicanas?, le pregunto a Aleira Lara.

-Muy, muy endebles. Tenemos una gran laguna, no tenemos un régimen de responsabilidad de

compensación ni a nivel internacional y menos a nivel nacional. Lamentablemente, la ley de

propiedad intelectual favorece a la empresa para que ellos puedan cobrar la regalía de sus

patentes, les dan todos sus derechos y por otro lado no existe éste régimen de responsabilidad

o compensación, pues cuando un orgánico es contaminado el productor pierde no solo la

riqueza de su semilla, sino su mercado.

Cuestiono al doctor Juan Manuel de la Fuente, de Monsanto, sobre la contaminación genética

de cultivos y él responde que es otro tema. “¿Quiénes son los que se preocupan por qué genes

tienes y qué genes no tienes?. ¿Vas a discriminar a alguien porque es gordito, chaparrito, fl

aquito?”, pregunta De la Fuente.

El especialista de Monsanto, quien obtuvo plantas tolerantes a aluminio, pide que se lleven

esos conceptos a los extremos. Menciona que todos estamos bajo una sociedad en donde

tenemos que respetar la diversidad, porque es parte de nuestra riqueza. Entonces, Juan

Manuel de la Fuente contesta: “Cuando te vas al extremo de decir ‘me contaminó

genéticamente’.

¿Quién tiene una ideología para decir qué es lo puro y qué es lo no puro? En la naturaleza el fl

ujo de genes es un mecanismo natural. Incluso para el maíz es necesario que intercambie

genes, por eso evolucionó ese mecanismo de intercambio de genes a través del polen, porque

lo necesita. Las lecciones básicas de la biología te dicen: se va a estar seleccionando

caracteres que son necesarios para la especie. El maíz necesita el intercambio de polen. Ahora

llega el ser humano y te dice este gen es bueno y este gen no es bueno, ¿de dónde?”.

¿Y cuando se cuestiona si ese gen brinca a otro cultivo?, le pregunto.

– Vamos a la biología del cultivo. Las opiniones sobre una tecnología son respetables, pero se

tienen que contestar desde el punto de vista frío de una evaluación. Tenemos mucho respeto

pero siempre las tratamos de centrar en la biología, en lo que es la realidad de un cultivo.

A decir de Juan Manuel de la Fuente, cuando se ve la “realidad biológica”, se ve que un

transgénico se puede colocar en un material que funciona en Tamaulipas, otro que es útil en

Sinaloa y otro en Sonora y, agrega, se confi rma que sí funciona y que le da resistencia a un

insecto. Por qué pensar, cuestiona, que en otro material va a ocasionar algo diferente: “No es

lo lógico. Se tendrá que hacer, sí, pero no es lo lógico pensar que te haga algo diferente a lo

que ya comprobaste”, expone.

Para el biólogo Eduardo Blanco, existen muchos “recovecos” en el término de contaminación

genética. Él considera que sí existe el término. Explica que el maíz es una planta monoica que

tiene los dos sexos en la planta, pero que se comporta como dioica para el proceso

reproductivo porque generalmente no se poliniza una con la otra, sino que hace una

fertilización cruzada. Los granos de polen, afi rma, pueden viajar a distancias inimaginables

dependiendo de las velocidades de los vientos.

El biólogo ahonda en que no se puede pretender controlar condiciones ambientales si no se

conocen. Depende, dice, de dónde se siembre y qué condiciones de viento se tengan; en qué

tiempos es viable y dónde está la otra célula viable.

Estamos hablando de una célula masculina y una femenina, si coinciden y hay viabilidad, no le

va a importar si es o no transgénica, simplemente se va a polinizar. Esto ocurre normalmente

en la naturaleza. Todos los maíces criollos, constantemente se están adaptando, están

teniendo ese proceso de la dinámica biológica. Pero fi nalmente quiénes se adaptan, pues los

que encuentran las condiciones ambientales adecuadas. Pero si nosotros le estamos dando las

condiciones porque le ponemos humedad, acomodando el suelo, quitando la plaga, es casi un

organismo estéril. Es el problema de la alta tecnología. Si es invernadero está bien, pero a

campo abierto no podemos asegurar que no hay intercambio”.

Salvador Pérez, técnico analista de la Sagarpa, asegura que hace dos años realizaron un

recorrido por siembras de La Laguna, donde tomaron muestras de maíces de grano para ver si

había contaminación y afi rma que no encontraron nada.

Greenpeace ha denunciado la contaminación de maíces pero las autoridades mexicanas no

han resuelto nada.

Por ejemplo, cuenta la Coordinadora de la Campaña de Agricultura Sustentable y

Transgénicos de Greenpeace, Aleira Lara, que en 2006 denunciaron ante la Profepa

contaminación de cultivos nativos en Sinaloa. Es momento en que la dependencia no ha dado

respuesta. En Chihuahua, agricultores cercanos a Monsanto hicieron pública la siembra ilegal

de maíz transgénico como una forma de presionar al gobierno para otorgar autorizaciones.

Dicha siembra ilegal provocó contaminación en campos de agricultores que no tenían ni idea

de lo que era un transgénico. También hicieron pública la denuncia.

Además,

Greenpeace encontró que la semilla que está importando México para siembra viene

contaminada, pues descubrieron en pruebas de laboratorio tres variedades de Monsanto que

en 2007 y 2008 estaban siendo prohibidas en Europa: Mon810, añade Aleira Lara, se demostró

en Francia que contamina y que produce afectaciones a insectos benéfi cos para los cultivos,

tierra, araña, mariposas. Fue sufi ciente esta afectación en Francia para prohibir la siembra.

¿Qué negocio representan los transgénicos?, le pregunto a Lara.

Imagina el monopolio total de un grano básico a nivel global. No se puede poner precio como lo

está intentando hacer el gobierno mexicano, la empresa Monsanto ha estado coqueteando con

sus millones de inversiones supuestamente para el desarrollo del cultivo en el país.

Monsanto, dice Aleira Lara, ha dicho que si no se permite la escala comercial retirarán su

inversión, la tecnología en México; sin embargo, lo que ellos van a invertir no se compara con

tener el monopolio de uno de los granos más importantes de la humanidad, advierte Aleira

Lara. “No le pueden poner precio a un bien común, y a la riqueza genética de un centro de

origen”, recalca. De hecho, la Comisión Nacional de Biodiversidad (CONABIO) dio a conocer

en marzo un estudio que establece:

Liberar maíz genéticamente modifi cado a nivel piloto o comercial creará riesgos a la

diversidad genética del maíz que de manera inmediata tendrán costos institucionales de

respuesta y gestión (…) Liberar maíz GM en el centro de origen y de diversidad genética de

esta especie, y dónde aún habitan sus parientes silvestres, en particular los teocintles, equivale

a tomar riesgos muy elevados para los recursos genéticos de los maíces de México.”

La decisión que toman ciertos funcionarios públicos es irresponsable, están desatendiendo el

llamado de la comunidad científi ca internacional y de los consumidores. No se están basando

en decisiones o en argumentos científi cos y técnicos. Únicamente están considerando los

negocios que se pueden hacer con las trasnacionales. Sumamente grave y cuestionable”,

comenta Aleira Lara.

Al agrónomo Manuel Vázquez le preocupa, lo que recalca es claro: El contubernio entre

autoridades que autorizan la siembra y la empresa. “La Conabio ha emitido dictámenes donde

establece que no era bueno autorizar siembras y el gobierno desoye a sus propios

especialistas. No nos oponemos al desarrollo tecnológico. Pero por qué tanta voracidad, por

qué comprometer el futuro”.

Para Aleira Lara, el problema de la reactivación del campo no radica en una tecnología. El

desmantelamiento de la producción del maíz a nivel nacional es consecuencia, opina, de las

políticas agroalimentaria del país, de una sustitución de la soberanía alimentaria (el derecho de

los pueblos a qué comer y cómo producirlo y a que la semilla se aun bien común) y cambiarlo

por una supuesta seguridad alimentaria, la cual se fundamenta en la posibilidad de poder

importar.

México, recuerda Lara, era autosufi ciente, pero por las políticas, el libre mercado, el TLC, se

ha ido perdiendo esa capacidad: “Somos autosufi cientes en maíz blanco pero no en maíz

amarillo, por eso se están importando 7.23 millones de toneladas al año, según la Secretaría

de Agricultura. Lo curioso es que, según investigadores del propio INIFAP, esa importación se

puede subsanar con producción interna”.

EL FUTURO CON O SIN TRANSGÉNICOS

Para el doctor Juan Manuel de la Fuente de Monsanto, el cambio en hábitos de consumo o el

de los factores que provocarán que se tenga que producir

más alimento. Entonces, la justifi cación para Monsanto es sencilla: “Cómo le hago si ya no voy

a aumentar esta frontera agrícola y no voy a afectar otras zonas. Tengo que ser más efi caz

para impactar menos. Esas opciones son aportadas por la biotecnología”.

Países como Brasil, según De la Fuente, están teniendo un crecimiento súper acelerado

porque usan la “herramienta” de una forma responsable, segura y extensiva. Afi rma que la

biotecnología se tiene que ver de forma integral. “¿Qué tipo de programas encuentras en las

universidades en éste tipo de áreas? ¿Cuánto tienes qué importar porque no somos capaces

de producir lo que necesitamos? Entonces ¿qué tienes qué hacer? Hay que ver a la tecnología

como una herramienta más”, insiste.

Para el especialista de Monsanto, existe un tabú en cuanto al tema de transgénicos. Se hallan,

dice, opiniones muy centradas en cuestiones que no se discute que se pueden evaluar.

A nivel global existen 29 países que cultivan actualmente productos GM de forma comercial,

hay otros países que no producen pero importan. Otros que evalúan la tecnología. Situaciones

de diferente complejidad. Al fi n y al cabo han demostrado utilidad y los diferentes esquemas

por más extremos usan biotecnología”, sostiene.

Según estadísticas proporcionadas por Juan Manuel de la Torre, aproximadamente 14

millones de agricultores en el mundo utilizan la biotecnología. Países como China y la India

abarcan gran cantidad.

De la Fuente espeta que los agricultores buscan las

herramientas para poder competir, así que, agrega, lo que tendrían que hacer como

productores es ir al Congreso y decir que ya utilizaron la tecnología.

Desde 1996 México utiliza biotecnología. La cosa funcionó, es una herramienta. Ahora, cómo

estoy respecto a otra gente. Nuestros políticos se tienen que poner las pilas para ver qué

tienen que hacer y que permita a ti agricultor disponer de herramientas que te den

competitividad”, comenta. Pero para Aleira Lara de Greenpeace, el cultivo de los transgénicos

es altamente estigmatizado por los consumidores. Por eso, asegura, si no tenemos un cuidado

con la introducción del maíz transgénico, toda la producción del país se puede estigmatizar; en

particular en Sinaloa que producen maíz blanco y que se va a contaminar, asegura, con maíz

amarillo forrajero.

Entonces: ¿Qué pasaría en el país si se permitiera el uso libre de OGM o qué sucedería si no

fuera así? Para Juan Manuel de la Fuente, de Monsanto, si no se utilizara la biotecnología

sería una visión “terrible”.

Para él, a una herramienta se le tiene que dar su justa dimensión. “Si nos limitamos a no utilizar

las herramientas para responder a las difi cultades que podríamos tener, nos estaríamos

condenando a no alcanzar el potencial que tenemos”, asegura.

Para Monsanto, es necesario que ya se autoricen programas comerciales. Juan Manuel de la

Fuente opina que los programas deben ser utilizados favorablemente por la autoridad para

demostrar que sí brinda benefi cios y que es el camino a seguir.

Aleira Lara de Greenpeace, habla de otra visión. Ella subraya que en caso de usar

transgénicos, en 20 años se contaminaría toda nuestra riqueza genética. Representaría, dice,

un fuerte golpe a la soberanía alimentaria del país.

Además tiene otros argumentos: Los transgénicos son inaccesibles para los productores de

maíz en México. “La producción más grande del maíz está en manos de campesinos indígenas

en un 80%, los demás son agroindustriales, que tienen grandes cantidades de tierra en el norte

del país”, afi rma. Es decir, para Aleira Lara los transgénicos también desplazan al productor

social, pues representan el máximo exponente de la agricultura industrial, de monocultivo.

Para poder tener una producción relativamente exitosa, se necesitan grandes extensiones de

tierra y se pretende implementar éste modelo y con los impactos ambientales van a ser

realmente fuertes, pues el sur del país no tiene grandes extensiones de monopolios. La

contaminación de los recursos naturales va a ser desastrosa”, comenta.

Por si fuera poco, añade la especialista de Greenpeace, se desplazarían variedades de

semillas que ya se han adaptado a los cambios de clima y no habría posibilidad para hacerle

frente a los retos del cambio climático.

Para Lara, los transgénicos tienen repercusiones graves en todos los ámbitos de la vida del

país: en el ámbito social, el desplazamiento de productores que perderán el alimento básico,

contaminación de todos los alimentos.

México sería el primer país en permitir la introducción de un grano transgénico en su alimento

básico que es el maíz. Los países que dependen del trigo no han permitido la introducción de

trigo transgénico, los que dependen del arroz igual; México sentaría un pésimo precedente a

nivel internacional”, remata Lara Galicia.

El agrónomo Manuel Vázquez lo resume así: “Algo tan riesgoso como liberar una especie que

nunca existió, conlleva riesgo. Y ese riesgo es nuestra independencia alimentaria”.

La Sagarpa únicamente se desmarca.

El subdelegado de la Sagarpa, José Luis Nava Rodríguez, menciona que ellos reciben

indicaciones de instancias como la Senasica y INIFAP:

Yo me guío de acuerdo a lo que nos instruyen. Obvio queremos aumentar el maíz, forraje,

carne, leche”.

Así, mientras el algodón modifi cado tiene ya historial en la región, las grandes empresas

tienen en la mira a la Laguna para experimentar con maíz transgénico. Por algo el agrónomo

Manuel Vázquez asegura que la región ha sido el ‘conejillo de indias’ de muchos desarrollos

tecnológicos por tantos residuos en el suelo, en grasa, en leche materna. Aquí, dice, se

implementó el DDT. La Laguna en cuanto al manejo de plagas es el Nueva York de los

entomólogos, dice Vázquez. “La empresa que viene y tiene éxito aquí puede hacerlo en

cualquier parte”.